
Hace unos tres meses, recibimos una llamada angustiosa sobre un cachorro gravemente herido encontrado en Ciénaga Road, una vía muy transitada por vehículos pesados. Corriendo al lugar, encontramos al perro exhausto en medio del peligro, habiendo sobrevivido milagrosamente al atropello de un coche. Claramente traumatizado y desesperado por ayuda, la cara del perro estaba hinchada y su cuerpo demacrado después de días de buscar comida en la basura.
A pesar del miedo y el dolor, el cachorro nos miró con ojos llenos de aprensión y anhelo. Me dolía el corazón al ver su difícil situación y sabíamos que era necesaria una acción inmediata. Llevamos al perro a nuestro equipo de rescate, donde recibió atención médica urgente y las vacunas necesarias. Su estado era calamitoso, con un peso corporal de apenas la mitad del que debería tener.

Al principio, el cachorro tuvo problemas con la confianza y sufrió pesadillas, un testimonio del trauma que sufrió. Sin embargo, a través de la paciencia y el amor inquebrantable, poco a poco nos ganamos su confianza. Día tras día, el cachorro comenzó a responder positivamente a nuestros cuidados y finalmente se convirtió en un perro feliz y saludable.
Después de tres meses de dedicada rehabilitación, la transformación fue notable. El cachorro tímido y desnutrido ahora luce un pelaje brillante y un comportamiento confiado. Ya no está atormentado por el miedo, sino que ha abrazado la vida con una nueva alegría. Las pesadillas han cesado y han sido reemplazadas por noches tranquilas y días de esperanza.

Mientras nos preparamos para encontrarle a este perro resistente un hogar amoroso para siempre, reflexionamos sobre su viaje desde la desesperación hasta la curación. Sirve como un conmovedor recordatorio del poder de la compasión para reparar incluso las heridas más profundas y ofrecer un nuevo comienzo.
