
Abandonado al borde del camino para morir de hambre, este pobre perro fue descubierto en estado de pánico y angustia. Demacrada e incapaz de mantenerse en pie, pesaba menos de 4 kg, una fracción de lo que debería pesar un sabueso adulto sano. Fue desgarrador ver cuán cruelmente la había tratado la vida.
A pesar de su fragilidad, la perra inicialmente se resistió a nuestros esfuerzos por ayudarla, mostrando una agresión nacida de un trauma pasado. Con trabajo en equipo y paciencia logramos llevarla sana y salva al centro de rescate. Su conducta defensiva no nos disuadió; en cambio, fortaleció nuestra determinación de ganarnos su confianza.

Durante los primeros días, usó un bozal por seguridad mientras recibía alimentos y medicamentos. Poco a poco, bajo constantes cuidados y cariño, comenzó un cambio notable. En dos semanas, el perro que alguna vez fue hostil se transformó en un compañero amigable y sociable. Comenzó a comer normalmente y recuperó parte del peso perdido, demostrando el poder del amor para sanar heridas y restaurar la fe.

Este viaje con el sabueso reafirmó que con compasión y dedicación, incluso las almas más dañadas pueden encontrar esperanza y redención. Ella nos enseñó que a pesar de las dificultades del pasado, se puede reconstruir la resiliencia y la confianza. Bajo nuestro atento cuidado, ella floreció, demostrando que el amor realmente tiene el poder de cambiarlo todo.
