
Esta historia trata sobre un perro hambriento e infeliz que estaba al límite y difícilmente habría podido sobrevivir si no se hubiera encontrado con personas amables en su camino. Cuando los rescatistas de Friends of Reggie en Texas recibieron por primera vez una llamada sobre un perro demacrado visto en la calle, no lo encontraron de inmediato y pasaron algún tiempo buscando lugares donde lo habían visto antes.
Durante su búsqueda, se encontraron con un perro alarmado que comenzó a mostrarles el lugar donde acabó el desafortunado perro. Era su novia quien había estado cuidando al pobre todo este tiempo. El perro, que luego recibió el nombre de Aniken, estaba demasiado débil y ya no podía moverse. Al llegar al lugar, los rescatistas quedaron impactados por el estado en el que se encontraba. Fue simplemente una visión desgarradora. Su cuerpo demacrado tenía muchas lesiones infectadas y había perdido la mayor parte de sus dientes por la irresponsabilidad de sus dueños.

Después de que los rescatistas se lo llevaron a él y a su novia, Aniken se calmó un poco y se sintió tan seguro como si supiera que finalmente recibiría ayuda. Muy pronto lo llevaron al veterinario, donde se confirmaron todos los problemas de salud que a primera vista parecían existir, y también se descubrieron otras enfermedades. Estaba claro que nunca había sido llevado a una clínica veterinaria, y su estado de salud era prueba de ello. Tenía muchos parásitos, sarna, corazón débil, enfermedades renales, anemia severa y muchas infecciones diferentes.
A pesar de numerosos problemas de salud física, Aniken siguió soportando estas dificultades y fue una verdadera luchadora. Le recetaron un tratamiento bastante largo y costoso, del que no podía prescindir. Mucha gente acudió al llamado de ayuda y en poco tiempo se recaudó la cantidad necesaria para el tratamiento y rehabilitación del perro.

Después de varias semanas de duro tratamiento, el perro finalmente sintió alivio y pudo relajarse un poco y disfrutar plenamente de su comida. Tuvo que seguir una dieta muy específica que consistía en muchas comidas pequeñas para que su cuerpo absorbiera adecuadamente todos los nutrientes. Tan pronto como mejoró, lo colocaron en un hogar de acogida, donde sus tutores lo cuidaron de cerca hasta que se recuperó por completo.
Unos meses más tarde, Aniken cambió hasta quedar irreconocible y empezó a parecerse a un perro completamente diferente. Su salud ha mejorado significativamente, su peso ha vuelto a la normalidad y ha llegado el momento de encontrarle una nueva familia amorosa donde nunca lo lastimarán, lo amarán y lo cuidarán. Ahora está muy feliz y está viviendo su mejor vida con personas que lo aman mucho. Este dulce perro está agradecido de estar con personas tan maravillosas y de que por fin pueda disfrutar de su vida al máximo.
