
El 16 de abril, Leo, un perro desaparecido, fue descubierto en un estado desgarrador: envuelto en cinta adhesiva y tirado en un contenedor de basura, un intento cruel de asegurarse de que no tuviera ninguna posibilidad. La Nebraska Humane Society pidió ayuda para identificar al autor de este horrible acto. Los empleados de una firma de contabilidad de Omaha encontraron a Leo después de escuchar sonidos provenientes del contenedor de basura de su oficina el 14 de abril. Inicialmente confundieron los ruidos con un mapache, pero se sorprendieron al encontrar a Leo atrapado. Tenía las piernas atadas, la cola vendada y restos enmarañados en el pelaje.

Kevin Wiederin, de la empresa, expresó su profunda consternación y lo calificó como lo peor que había presenciado. Aaron O’Connell, a través de una organización benéfica para mascotas, trajo un perro rescatado a casa cuando la empresa se puso en contacto con Animal Control. Los oficiales liberaron cuidadosamente a Leo y lo llevaron a la Sociedad Protectora de Animales de Nebraska, donde el personal quitó diligentemente la cinta adhesiva y lo limpió. Leo, una vez sedado, se animó y meneó la cola después del procedimiento, mostrando resiliencia a pesar de su terrible experiencia.

El microchip de Leo llevó a los rescatistas hasta su dueña, Erin Dillon-Pasillas, quien había denunciado su desaparición días antes. Aliviada y angustiada por el maltrato de Leo, Erin se reunió alegremente con su amada mascota, quien ahora luce un corte de pelo más corto pero por lo demás está sana. Erin describió a Leo como el perro más lindo del mundo y se preguntó por qué alguien le haría daño. Desafortunadamente, el lugar aislado donde fue abandonado Leo carecía de vigilancia.
La historia de Leo destaca tanto lo peor de la humanidad como la compasión que puede restaurar la fe. Gracias al amor y el cuidado, Leo ahora está seguro en casa, querido más que nunca por su agradecida familia.
